... de cuerdas y tendones
Si solo hace unos dĂas hablaba con N (mi ex, una historia larga de contar) sobre cuando estĂ¡bamos en la Universidad durante esos primeros semestres de subgraduados, de como nos la pasĂ¡bamos con los amigos, de las largas tertulias de noches inacabables, de los momentos estĂ¡ticos de una copa de vino a medio llenar, de una bocanada de humo de un cigarrillo de marihuana que alguien tenia unos metros mas allĂ¡. De los bailes improvisados. De las comidas compartidas, de los besos en fincas alejadas del ruido automotor, de los poemas escritos en pedazos de papel, de las manos cogidas a la luz de la luna, de los suspiros en un cuarto iluminado por la luz de unas cuantas velas.
Me he enterado que Mercedes Sosa, cĂ³mplice sonriente de mas de una de estas escapadas ha muerto rondando los setenta. Y un pedacito de mi se ha magullado con esta noticia. Siempre acaparamos esos momentos pasados en la memoria, esperando el momento de revivirlos, recordarlos, saborearlos con la misma gula con que nos devoramos nuestro plato favorito despuĂ©s de un largo tiempo de no comerlo. Porque aunque no estoy seguro de que 'todo tiempo pasado fue mejor' si estoy de acuerdo en traer a colaciĂ³n algunos momentos que merecen ser recordados, ya sea porque nos enseñaron algo o porque dejaron una huella imborrable en nosotros.
Y las noches con Mercedes (y muchas con Shakira) con los estudiantes de la U y de la EPA dejaron huella y me enseñaron muchas cosas. Cosas que todavĂa llevo conmigo: el valor de la amistad, el compartir sin esperar retribuciĂ³n, el disfrutar de cosas que no tienen precio porque no se pueden comprar, el vivir y disfrutar sin pensar en el ayer ni en el dĂa siguiente. Esas noches y muchos veces esos dĂas todavĂa estĂ¡n en mis recuerdos, frescos como una tarde en Santa Elena, coloridos como una silleta. Parece mentira, estando un mundo aparte y separado por los tantos meses y los incontables dĂas que han pasado desde esas salidas y las cosas y gentes que me han afectado. El olor de un hombre, el sabor de una boca que me besaba, la hierba bajo mi espalda y la luna confundida con sus ojos parecen cosas que me pasaron ayer. La risa a carcajadas, las discusiones a voz en cuello sobre el proletariado, las ideas 'rojas' susurradas bajo mantas y esa subversiĂ³n intrĂnseca del ser muy joven e idealista me imagino que dejaron grabados esos momentos en mi piel y en mi mente.
Y ahora Mercedes ya no se encuentra aquĂ. Un pesar, pero por lo que he visto, su salud era muy mala y lo Ăºnico que quedaba de ella era esa voz que se reconoce inmediatamente, que todavĂa resuena en mis oĂdos y que trae tantos recuerdos y saudades, como dicen los Portugueses. Y me la he encontrado con Shakira, mientras buscaba mi dosis de entretenimiento de Shakiraholico despistado, buscando noticias sobre cuando puedo conseguir Loba. Y me han vuelto a atosigar los recuerdos. Y me he dicho a mi mismo que eso es lo que los recuerdos deben hacer: tomarte por sorpresa, atraparte en sus frĂ¡giles brazos y murmurar palabras en tus oĂdos. Para luego irse despacio, dejando el sabor de esos besos perdidos en el pasado en tu boca...
Adios, Mercedes. Y gracias por los recuerdos.
Ay, mi negrita, te la has sollado!
ReplyDeleteQuè sentimientos y quĂ© nostalgia te sacĂ³ la noticia de la muerte fĂsica de La Negra Mercedes Sosa. Como a mĂ, que tambièn me trajo la memoria de viejas tertulias, amores y discursos polìticos latinoamericanos.
Pero ella sigue en sus canciones, en sus letras, en su voz, en los vinilos y c.d.´s... Y en corazones como el tuyo.
Abrazos mĂ gicos y pĂºrpuras, desde el otro lado del AtlĂ ntico.