angel azul

Dennis se estaba comparando con algo con lo que era imposible competir. Una parte de él sentía que tenía que rendir como las máquinas de sexo que veía en su trabajo.
Y es que no es el único.  
Según Shirani Pathak, una psicoterapeuta experta en relaciones, los efectos del porno son más prominentes en los hombres que en las mujeres porque es un producto consumido más por ellos y desde una edad más temprana. 

¿Qué pasa cuando el porno presiona a los hombres para convertirse en una ‘sex machine’?



No es nada nuevo que a los hombres nos gusta el porno. Lo que no me deja tan satisfecho es esa tendencia que tienen algunos de pensar que el porno es realidad. Nada más desacertado. En el mundo de fantasía que el porno produce, los damnificados son los que piensan que no están a la par de esos hombres fantásticos que se regodean de sus hazañas en cada una de las tomas de esos videos que tanto gustan.

Ningún hombre en la vida real puede suponer que va a igualar las hazañas que los superheroes del porno parecen realizar como una rutina normal. Muy pocos hombres pueden dedicar seis horas al día a cultivar su cuerpo. Muchos menos pueden mantener una ereccion de hierro que no se baja por media hora. Inclusive menos poseen miembros de 23 centímetros que eyaculan a medio metro en el momento exacto. Todo esto me lleva a preguntarme el porqué de esas expectativas tan descabelladas.

Tal vez podamos echarle la culpa al porno. Al sacrosanto porno que se encuentra a la vuelta de la esquina en cualquier rincón de la red. Pero en ese caso también afectaría a las mujeres. Y a ellas, pues ni les va ni les viene. Son muy pocas las que ven el porno como una meta (aunque hay las que se afectan con esas modelos neumáticas con vulvas preadolescentes y tetas de copa DD) pero ellas no des descabellan pensando en las posibilidades de convertirse en la nueva Jenna Jameson.

Lo que sí parece suceder con los machos. Tal vez es un resquicio atávico que nos lleva a pensar que solamente los especímenes con una tendencia a lo supernatural en la cama son los mas deseados. Es tal vez eso lo que ha nos ha hecho pensar que al los antepasados pasar esos genes que definen tamaño y capacidad sexual como rasgos deseables son los que definen nuestro valor como amantes.

O tal ves es solamente demasiada presión por los medios y por el lenguaje del porno que no se traduce o interpreta sino que se consume entero. Debe haber un proceso de digestión en lo que concierne a lo erotico en el que la fantasía se decanta con la realidad. No sea que al menor intento se decida salir a comprar las malditas pastillas azules que prometen virilidad por miligramo. No se dan cuenta que esos mismos machos cantábricos que aparecen en los videos de TimTales o Sean Cody o BelAmi tal vez han tenido que recibir algo de ayuda del angel azul.

El porno es porno porque no es real. Inclusive los hombres que nos regalan sus aventuras amorosas amateur han escogido las tomas que más los favorecen. Es una tontería pensar que han subido a la red lo primero que han encontrado en el teléfono. Inclusive el más amateur de los amateurs ha curado la colección que ofrece online. Presentan el mejor ángulo. La mejor cogida. El mejor momento en el que se lucen sus cualidades.

No hay una tabula rasa cuando se habla de proezas sexuales. Y no se debe tener en cuenta lo que nos regalan los creadores de erotica cuando deciden presentarnos sus versiones de lo que consideran lo que es ideal en sexo. El sexo se debe disfrutar como viene. En la intimidad de nuestros dormitorios, o en un parque oscuro. No importa. Lo que se debe tener en cuenta es que tenemos un solo cuerpo y que lo tenemos que aprovechar y disfrutar.

Nada de esperar un milagro que no llega. O recurrir al Sildenafil para imaginar que se es esa incansable sex machine que parece dominar ese mundo inalcanzable de fantasia que es, al fin y al cabo, una meta de tontos.

xoxo